viernes, 30 de diciembre de 2011

Fin de año

 Se acabó el año. Otros 365 que ya no volverán. Ni he aprendido inglés, ni me he apuntado a un gimnasio, ni he dejado de fumar.

 La vida sigue a su marcha, sin esfuerzo, como si nada y, mientras, nosotros andamos con la lengua fuera, detrás de no se sabe qué, oyendo algo sobre una crisis y desperdiciando los minutos como si fuesen gratis. Entreteniéndonos en gilipolleces y no atendiendo a lo realmente importante, eso que no veremos claro hasta el dulce y último lecho. ¿Hay mayor desgracia?

 Un año pasa rápido cuando se echa la vista atras, pero en su discurrir da tiempo para que ocurran muchas cosas. Muere gente famosa, hay varios "partidos del siglo", se sortea la loteria de navidad (esa con la que todo el mundo hace castillos en el aire) e incluso todos los años traen su mes de agosto en el que, con crisis y todo, las carreteras se llenan de vehículos en busca de ese paraiso en forma de playas atestadas de gente y chiringuitos con comida grasienta.

 Dicen que cuando se llega a cierta edad los años pasan más deprisa. Es cierto. Cuando uno está de vacaciones por ahí, visitando algún nuevo destino, los días pasan más despacio, cunden más y tenemos la sensación de que una semana de esa guisa ha transcurrido mucho más lenta que siete días inmersos en el trajín de la monotonía laboral. Esto mismo ocurre con el discurrir de la vida: los primeros años son los de las novedades, el aprendizaje y el acúmulo de experiencias; estos pasan más despacio por su densidad. Llegados a cierta edad, casi todo está ya acumulado, las experiencias vividas y el aprendizaje, aunque nunca en su totalidad, hecho. Además, de jovencitos deseamos que el tiempo vuele para llegar a "mayores", por lo que pasa más despacio. De "mayores" queremos que vaya despacio para que no se acabe, por lo que vuela. Tiempo sicológico. Crueldad de la vida.

 En fin, otro año que se va. Pero también otro año que empieza: nuevos propósitos, nuevas ilusiones, nuevos proyectos para no cumplir.

 El optimismo ante todo.

 Continuará...

martes, 20 de diciembre de 2011

Calorcillo

 Corolario nº A: los meses fríos son más tristes. Corolario nº B: los habitantes de paises con clima más frío son menos alegres. Lo que de común tenemos entre las aseveraciones anteriores es lo siguiente: el sol hace que las personas sean más felices. El sol. No hablamos de salud, dinero, amor o el fracaso del vecino, hablamos del sol. Ni más, ni menos.

 Durante toda la historia del pensamiento uno de los asuntos recurrentes de las reflexiones humanas ha sido la felicidad. Cada pensador ha contribuido con lo que ha podido a establecer las causas que determinan el que unas personas vivan más a gusto que otras. Unos decían que había que satisfacer todas las pasiones, que había que dominarlas y sofocarlas, otros; para algunos la salud configuraba la única variable fiable, para otros la dedicación a actividades intelectuales; el trabajo y sus frutos, decían estos, la holganza y los suyos, contratacaban aquellos. En fin, como en todo, no acabábamos de entendernos.


 Sin embargo, la explicación era sencilla y por fin sale a la luz; la del sol precisamente es la culpable de que las caras sean más risueñas, los apetitos más evidentes, las relaciones más satisfechas. Es verdad que ya por Andalucía sabían mucho de esto pero, para no quedarse sin espacio vital, no han querido hacer demasiada publicidad, no fuese que su terruño se viese invadido por esos afanosos alemanes o aquellos sosos noruegos.

 Ahora han arriesgado demasiado con un polémico anuncio en el que puede verse a los Reyes Magos en Sevilla, por supuesto sentados tranquilamente y departiendo sobre la levedad de la vida. Polémico sí, desde el mismo momento en que lo financia un ayuntamiento gobernado por cierto partido y la oposición oposita como entiende que debe opositarse, en todo aspecto, importante o nimio y aún a costa de arriesgarse a hacer el ridículo. Esperemos que de ahí no extraigan los nórdicos la verdadera esencia, lo bien que aquí se encara la vida y terminen con alguna gran colonización, a las buenas o a las malas, como el Mc Donalds.

 De esta forma ya hemos puesto las bases de la nueva filosofía de la felicidad, simplemente hay que arrimarse al sol que más caliente (creo que ya estaba inventado) Allá donde no haga falta ropa, de tan a gusto como se esté, allá es donde los indices de alegría más altos llegarán, el contento será religión común y hasta el envidiosillo verá su mal atenuado. Y, además, los críticos de este nuevo ars vivendi no podrán rebatir la validez de la idea central de nuestro sistema.

 Al fin y al cabo, tendrían que argumentar que la felicidad la trae el frío.

 Continuará...

domingo, 11 de diciembre de 2011

Hipócritas

 La hipocresía, defecto muy extendido y demasiado criticado. ¿Sería posible una convivencia mínimamente civilizada sin su concurso? ¿No somos los humanos contradictorios por naturaleza? ¿A qué achacará Mou la próxima derrota contra el BarÇa?

 Hay personas que alardean de una sinceridad a toda prueba, caiga quien caiga, y que solo vienen a confirmar la tan manida máxima: dime de qué presumes y te diré de qué careces. Esa ausencia total de fingimiento, de disimulo, de disfraz en la opinión o el sentimiento no es propio de ninguna sociedad. Al menos ninguna de las que juegan la Eurocopa.

 Hipócritas somos todos pues, en mayor o menor medida, con más o menos gracia. Nadie da en todo lugar y ocasión su cara más sincera e incluso hay algunos que solo la ofrecen cuando no los ve nadie. Otros, ni entonces. Algunas personas apenas dejan entrever su doblez, estás son las más peligrosas y sin duda tienen en la carrera política grandes posibilidades, mientras a otras se les nota a cinco leguas de distancia que lo que dicen o hacen no está de acuerdo con lo que íntimamente sienten, llegando a darse casos de gente que resulta de una gran comicidad por cuanto se sabe, sin atisbo de duda, que el disimulo los acompaña en todo trance, en toda situación, adonde quiera que vayan.

 Creo, respondiendo a la primera pregunta, que una moderada dosis de hipocresía no es mala cosa, pudiendo llegar incluso a ser deseable dependiendo de la situación y de la compañia en que uno se encuentre. Entiendo que si fuésemos totalmente sinceros en nuestras apreciaciones para con los demás, la pequeña civilización que a cada uno rodea correría el riesgo de resquebrajarse en sus cimientos y defiendo que una cierta habilidad para decir "blanco" mientras se piensa "negro" o, al menos, "gris", no contribuyó nunca a iniciar una guerra.

 Abogo pues por la mesura, el no ser brutalmente sincero ni continuamente taimado, como la manera en que podemos vivir en sociedad de una forma más aceptable. Siempre hay que adaptarse a las circunstancias y, por supuesto, tener en cuenta los sentimientos de los demás. O lo que nosotros interpretamos de los sentimientos de los demás. Estas fechas son muy apropiadas para ensayar: ¿quién no ha recibido alguna vez un regalito y ha tenido que echar mano de la "diplomacia" para fingir que el presente era de su gusto?

 En fin, la hipocresía sería como la sal: no muy saludable pero necesaria en pequeñas cantidades.

 Aunque suene cínico.

 Continuará...

domingo, 4 de diciembre de 2011

Ficción nº 2

 Era la cuarta vez que pasaba por aquel escaparate en el poco tiempo que llevaba el discurrir del día.

 Sus jornadas tendían a repetirse de manera rítmica, casi automática. Después de levantarse y desayunar comenzaba un largo paseo que le llevaba a invertir un par de horas de su tiempo. Solía caminar por las mismas calles, recorrer las mismas aceras en la confianza de que nunca tropezaría con las mismas personas lo cual, para ella, era como cambiar de paisaje cada día.

 No es que la gente le importase mucho, no. Lo que le importaba realmente era la ausencia de repetición en la fisonomía de los caminantes con que se cruzaba. La monotonía en el recorrido, que soportaba sin enojo, hubiese resultado irritante, insoportable, dolorosa casi, de haberse dado en las caras de las otras personas cada mañana.

 Una vez que la caminata había cumplido la misión de dejarle cansada, con la ración de ejercicio autoimpuesta ya realizada, gustaba de sentarse en un café y, allí, dejar pasar lo que de la mañana quedase por delante, entregada a poner por escrito las ideas que el paseo hubiese contribuido a encender en su pelirroja cabeza.

 La tarde sería distinta, durante ella intervendrían ya las personas que formaban parte de su círculo íntimo y solía ser el momento de las charlas alrededor de una copa de vino, las compras o las sesiones de cine.

 Los días pasaban de esta forma, u otra parecida, dejando tras de sí el poso de la agradable costumbre. ¿De veras quería ella cambiar esta rutinaria y relajante previsibilidad?

 La cuarta vez que pasó tomó la decisión. Era la posibilidad real de vivir otra vida, llevaba ya mucho tiempo sin trabajar y aquel anuncio en el escaparate buscaba a alguien con sus mismas capacidades. ¡Otro día será! -se dijo- y siguió caminando con la tranquilidad de quien sabe adonde va.

 Continuará...

viernes, 25 de noviembre de 2011

Relaciones

 Hay varias formas de relacionarse con el dinero. Parece que en la sociedad actual se le da una desmesurada importancia a las perras, pero tengo serias dudas de que esto no sea una característica común a todas las épocas de la histórica historia. Además, que se le dé tanto protagonismo en nuestras vidas tampoco implica una mínima reflexión sobre este asunto. Como sobre casi ningún otro.
 
pile of euro coins Algunos se relacionan con el dinero de forma totalmente despreocupada, inconsciente, arriesgada. Serían los que dilapidan tanto lo que tienen como lo que no tienen. Es fácil entender que este tipo de relación a largo (incluso a medio y a veces a corto) plazo no suele acabar bien. Se trata de vivir de prestado a costa del banco, de los amigos o de los familiares; mal asunto en todo caso. Lo único bueno del tema sería la forma como estas personas han de agudizar su ingenio para seguir dando el palo día tras día.

 Otros no entienden el significado de malgastar, realmente tampoco el de gastar y de lo único que se preocupan es de amasar una fortuna tan grande como sus ingresos les permitan, minimizando el consumo de cualquier bien para evitar que mengüe su tan preciado tesoro. Como suele decirse, en el pecado llevan la penitencia ya que, por mucho peculio que consigan guardar, siempre han de vivir como auténticos miserables. Avaros, ni más ni menos.

 Por fin estarían aquellos que en el dinero solo ven un medio para subsistir, no un fin. Gente que gasta lo que tiene, no más, pero tampoco menos. Vivir al día, gastar conforme se va generando, no guardar en la convicción de que contra la providencia ninguna cantidad les va a resguardar suficientemente. ¿Ha de faltarles alguna vez un plato para cenar y un techo bajo el cual cobijarse? No, se responden. Y siguiendo el consejo de tantos antiguos sabios intentan no tener nada para no temer perder nada.

 El dinero, ¡ay, el dinero! Cuantos quebraderos de cabeza, cuantas humillaciones, calamidades y crímenes te debemos. Y sin embargo me temo que sigas siendo objeto de adoración general durante una larga temporada todavía aunque, como dijo aquel, la diferencia entre el rico y el pobre sea solamente el tipo de problemas que tienen.

 ¿Será el dinero, simplemente, el instrumento para conseguir sexo?

 Continuará...

miércoles, 16 de noviembre de 2011

De lo moderno

 Últimamente estoy observando con atención el siguiente fenómeno: personas aparentemente en sus cabales, algunas inteligentes, gente decente, de buenas costumbres, incluso votantes del PP, están siendo abducidas por esos pequeños engendros que llaman teléfonos móviles aquí, celulares (pronúnciese selulares) allá.

 Es sabido que entre las personas de escaso poder adquisitivo (pronto todos los mortales que este país habitamos) la posesión de un teléfono móvil es símbolo de estatus. A mejor aparato, más nivel atribuido a la persona y, a falta de acceso al mercado de coches más o menos lujosos, el móvil indica, dentro de este grupo social, la calidad del individuo.

 Hasta ahora era así. Pero la industria no descansa, es voraz, necesita crear nuevas necesidades con las que seducirnos y, en este caso, parece que han acertado de pleno. Es justo reconocer la habilidad de las empresas en su busqueda de nuevos alicientes con los que atraparnos, pero también contribuye grandemente al éxito la superficialidad que suele acompañarnos como consumidores. Les han colocado "internes" y alguna que otra pijada a estas máquinas y han logrado que mucha gente ande obsesionada con el montón de tonterías diferentes, la mayoría absolutamente inútiles, que sus queridos móviles son capaces de hacer. Y no estoy hablando de adolescentes.

 Desde hace un tiempo pueden enviarse mensajes gratuitos entre determinados aparatos, ¿qué hemos ganado con esto?, que donde antaño se mandaban mensajes cuando era "necesario", ahora se envían porque son gratis, a lo tonto, porque me aburro. El día que se popularicen las llamadas gratuitas andaremos por las calles pegados al teléfono, todos, a todas horas, en vez de ir hablando con la persona de al lado. Ridícula imagen.

 Pero, como no puede irse contra el progreso, quiero contribuir a éste proponiendo algunas aplicaciones para los telefonillos que serían la mar de útiles, necesarias y no me cabe duda acabarán imponiéndose: 1º Un avisador que vibre cuando se acerque un ladrón, evidentemente debería desconectarse en las proximidades de cualquier banco. 2º Un chisme que indique cuantas semanas lleva congelada la merluza fresca que compramos en el super, (¿quién compra hoy día en la pescadería?) 3º Una antena que capte y envíe a la pantalla las mentiras que dicen los políticos; pero no las que ellos desconocen que son mentira, sino las que dicen a sabiendas de que lo son. Esta aplicación sería muy entretenida para la gente con mucho tiempo libre que, precisamente gracias a los regidores de la cosa pública, cada día es más numerosa. 4º Una alarma que avise cuando la madre del cuco vaya a salir en televisión, pero no para evitarla, no, más bien al contrario, para no perder ripio; podría ser algo de este estilo: "corre que en cinco minutos empiezo a hablar en telecinco. No dejes que te lo cuenten"

 ¡Ah! y un espanta-cretinos.

 Continuará...

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Hoy igual que ayer

 La otra noche hubo un debate político en televisión. Haciendo una pequeña encuesta al día siguiente sobre el seguimiento de tamaño acontecimiento cultural me tope con lo siguiente: con los debates políticos pasa como con los "pogramas" del corazón, nadie los ve, aunque después las cifras de seguimiento sean las que son.

 ¿Qué lleva a la inmensa mayoría de la gente a disfrazar sus gustos, a maquillar sus intereses? Pues lo de siempre, la vanidad. El populacho cree que sus gustos son indignos, sus intereses vacuos, por lo tanto mienten como bellacos a la hora de contestar a cualquier pregunta que, según ellos, les pueda catalogar como lo que en el fondo, y en la superficie, son. Si a ese intentar parecer guay le añadimos la falta de personalidad que suele acompañarnos en cuanto personajes gregarios que somos, el resultado no puede ser distinto del que es.

 La vanidad, ¡qué tontería! y, sin embargo, quien esté totalmente libre de ella que tire la primera piedra. Este adorno hace que necesitemos demostrar a la vista de los demás algo para poder disfrutarlo plenamente. Me explico: Si ofrecemos a alguien la posibilidad de disfrutar de un coche de lujo con la única condición de que no pueda enterarse nadie de la identidad de su propietario, ese alguien, sin duda, aceptará el presente, pero el disfrute que le proporcionará el cochazo será ¿un 60%?, ¿un 50%? del que le proporcionaría el poder exhibirlo a voluntad, contarlo a los cuatro vientos.

 Si hablamos de vestidos, añadidos otros componentes, nos encontramos un problema parecido, especialmente en cuanto a la exhibición de marcas en las prendas de vestir. ¿Quién pagaría un sobreprecio que triplicase la cantidad que cuesta una camisa de calidad, si fuese a condición de que no se viese la marquita? Ni Blas. ¿Y las casas?, paséen ustedes por los alrededores de alguna urbanización de nivel medio-alto; sería lógico que dentro de las casas nos permitiésemos los mejores materiales, las mayores comodidades dentro de nuestras posibilidades, pero en el exterior, ¿qué es lo que justifica esos diseños llamativos y apabullantes? Pues entre otras cosas, la vanidad. Que se vea que me lo puedo permitir.

 En el fondo es una faena que nos valoremos, no con nuestros ojos, sino con los ojos de los demás. Esto hace que nuestra vida la vivamos según el gusto que consideramos tienen las otras personas. ¿Se puede encontrar ejemplo mayor de falta de criterio, de superficialidad en las preferencias?

 Éste que esto escribe se dio cuenta un día, no ha mucho, caminando.

 Continuará...

jueves, 27 de octubre de 2011

Trabajo y más

 No soporto las conversaciones en mi trabajo a la hora de comer. Lo siento, pero no las soporto. Hay otras muchas cosas que aguanto con dificultad, pero ésta me desborda. ¡Qué poco interes tienen las cosas que les ocurren a mis compañeros/as! o, al menos, ¡qué poco interes lo que cuentan! No puedo achacarles falta de delicadeza puesto que, aunque a mi no me importa en absoluto lo que oigo, parece ser que las demás personas están encantadas escuchando semejantes trivialidades.

 Tampoco logro entender que se hable de trabajo en los descansos, aunque ésto puede ser por dos razones: o bien la gente está tan encantada con su labor que encuentra escaso el tiempo a ella dedicado y necesita continuar con el tema en sus breves momentos de asueto, o bien no hay nada más de que hablar, o sea, ahí se agotan los temas para conversar, no hay asunto que pueda reseñarse para estas personas si apartamos el motivo laboral. Y no digo yo que haya que desnudar el alma como si delante de un sicoanalista argentino estuviésemos, pero se puede hablar de muchas cosas poco comprometedoras, entretenidas y, además, ajenas al trabajo. Creo yo.

 Al fin y al cabo en mi empresa, como en casi todas, lo que hay es una representación de la sociedad con parecidos porcentajes de cretinismo entre sus miembros. Aunque justo es mencionar que, como en botica, hay de todo e incluso, rebuscando un poquito, tropezaríamos con casos de gente realmente interesante. Supongo que todos los que esto lean se incluirán en este segundo grupo. ¡Tampoco es eso!.

 Siendo así la cosa, he tomado la siguiente decisión: a partir de ahora, en las semanas que haya de comer en la empresa, lo haré escondido. Sí, sí, me subiré a un arbol o me meteré en un armario (aunque luego tenga que salir), pero el momento de alimentarme es demasiado placentero para que alguien me lo amargue con una conversación, digamos, indigesta. Además, procuraré cambiar de escondrijo al objeto de que no puedan seguirme ya que, a pesar de mi carácter un tanto arisco y distante, hay gente que nunca se da por aludida cuando, al dirigirme la palabra, me pongo a silbar, incluso alguno sería capaz de comer a mi lado, hablando sin parar y con la boca llena, por supuesto.

 El pesimista filósofo alemán estableció una especie de regla por la cual 5/6 partes de la sociedad serían personas de naturaleza más bien vacia e incapaces de soportarse a si mismas en soledad por esa vacuidad interna que les caracteriza. Piénsese, ¿son el gusto con el que afrontamos los solitarios momentos y la riqueza interior una misma cosa? Esos 5/6, según mi modesta opinión, deberían ser 29/30, lo menos. Y por si alguien no sabe si esta cifra es más grande o más pequeña que la anterior hágase el siguiente experimento: cómprense dos tartas, divídanse la una en 6 partes iguales y la otra en 30 partes iguales, tírense 5 partes de la primera tarta y 29 partes de la segunda; visualmente ya no debería haber duda pero, por si acaso, llámese a un vecino (a poder ser, comunista o cura) y ofrézcasele un trozo de tarta a su elección; el que elija ha de ser el trozo más grande, luego esa tarta representa el porcentaje más alto de personas interiormente ricas. Supongo que está claro.

 Instrucciones de uso de lo supraescrito:
 - Entiéndase todo lo anterior con la carga de retranca con la que ha sido ideado.
 - También puede leerse metafóricamente. Sería lo más apropiado.
 - Si alguien no entiende lo que significa "metafóricamente", por favor, absténgase de hablarme cuando coma conmigo.

 Hoy me duele un poco la cabeza.

 Continuará...

miércoles, 19 de octubre de 2011

El hamster, el pececillo y la tortuga

 Hay sicólogos para perros, también se diseñan dietas para animales al objeto de preservar su salud y la secreta intención de que sean eternos o, al menos, nos sobrevivan. Menos novedad suponen las peluquerías para bichos y las clínicas donde, con todos los avances tecnológicos, operar al gato de alguna indigestión por comer demasiado solomillo. Existe todo esto y mucho más.

 A bote pronto he de aguantarme para no explicar tanto avance achacándolo a la soplapollez que suele acompañarnos en cuanto humanos. Sé que las mascotas hacen mucha compañía, son fieles y cariñosas y, por más tonterías que digamos, jamas argumentan en contra. Pero creo que las energías, el cariño e incluso el dinero que se invierte en estos animales, debiera dedicarse más a las personas, muy necesitadas en general y más en los últimos tiempos.

_o286jumo No abogo por la desaparición del animal de compañia, sino por la racionalización de las relaciones persona-bicho. Antaño los canes estaban en los corrales y cumplian una función, hoy les hacemos la paticura, les damos pasteles de crema y, pronto, hasta les pondremos gafas. Y eso que a algunos pacientes aquejados de algunas enfermedades en algunos hospitales les indican una terapia consistente en relacionarse con animales, a ciertas personas mayores les hacen más llevaderos los últimos capítulos de sus vidas y los perros especialistas en defensa y ataque son muy obedientes y cumplen con su deber con una gran profesionalidad, aunque a veces sea a costa del bebé de la casa.

 Pero se me ha de conceder que muchas de las relaciones que vemos con los animalitos resultan cercanas a lo patológico. A uno de éstos no se le puede dar un beso en la boca, ni hablarle como si fuese tu hijo ni, mucho menos, exhibirlo cual arma de destrucción masiva. Eso, para mí, no es razonable. ¿Y tener una pitón, un cocodrilo o un tigre en casa?, menos habitual, sin duda, pero ocurrir, ocurre.

 Hay un cierto tipo de poseedores de animales, especialmente perros, que tienen mucha sensibilidad para con su mascota, les hacen regalos para su cumpleaños y los perfuman con embriagadores ungüentos, pero muestran mucho menos civismo en relación a sus conciudadanos cuando "olvidan" los excrementos de sus queridos en cualquier acera o parque, aunque esté expresamente prohibido su uso para esos menesteres. Esta gente, en su relación cariñosa con los animalillos pero insensible con sus congéneres, demuestran lo válido de la tesis defendida más arriba. Ese cierto carácter enfermizo de algunas de ellas.

 Pero, ¿quién no tiene alguna tara?

 Continuará...

miércoles, 12 de octubre de 2011

Ida y vuelta

 "Los que cruzan los mares mudan de clima, no de caracter"

 La frase de Horacio es, a todas luces, atinada. Después de mi peripecia a lo ancho de las tierras españolas, después de treinta días andando en pos de la catedral de Santiago, ochocientos diez kilómetros recorridos, al menos un millón de pasos dados, conocida mucha gente, vistos muchos paisajes, iglesias y amaneceres; después, en fin, de mi vuelta a casa, resulta que soy el mismo que era. He reflexionado sobre muchos aspectos de mi carácter y he intentado pulir alguna arista, pero el fondo, la esencia, son los que eran. ¿Cabía esperar otra cosa?

Fotos de Las Flechas Amarillas te guían en el Camino de Santiago Realmente no me apetece en exceso hablar sobre el tema. La aventura es para vivirla, no para contarla, aunque quiero decir que ha merecido la pena a pesar de los numerosos percances de salud sufridos y de algunas conversaciones, también sufridas. Ahí quedarán las dieciocho fotografías hechas para recordarme esos días en los que toda preocupación quedó reducida a lo básico, al mero andar, alimentarse y descansar. Treinta días en otro planeta. Las lágrimas al ver las torres de la catedral. La dureza de la vuelta a la rutinaria rutina. Y yo a solas conmigo mismo.

 En fin, ya estamos de regreso y superando el síndrome post-viaje, no queda otra que volver a la vida real y llevar las cosas lo mejor posible aplicando las ideas reflexionadas y tomando las decisiones maduradas en esos días. También habré de recuperar el peso perdido, no se me vaya a llevar el cierzo.

 Hoy me he afeitado la barba, acción no ejecutada desde el pasado día tres de septiembre. Nunca me había visto de esa guisa y sentía curiosidad; como es de imaginar no ha habido unanimidad en el veredicto que, sobre mi imagen, ha emitido el pueblo. No obstante, y después de escuchar los razonamientos de partidarios y detractores del pelo en rostro, una opinión ha podido más que todas las otras y me ha decidido a rasurarme. Al ir a besar a Laura, mi sobrina de casi siete años, esta huyo despavorida mientras me espetaba: - tío, pareces el hombre lobo.

 Continuará...

martes, 6 de septiembre de 2011

Comidas y otros placeres

 Vengo leyendo desde hace una temporada y en diferentes medios sobre la existencia de restaurantes llamados clandestinos. Negocios de restauración fuera de la ley los ha habido siempre, no olvidemos que hay que cumplir bastantes requisitos antes de abrir uno de ellos: hay que contar con licencias municipales, de sanidad, de la comunidad autónoma correspondiente, etc. Además hay que pagar impuestos varios y la seguridad social de los trabajadores (si es que los hay). Por esto y alguna cosa más, algún "empresario" se arriesga a la ilegalidad con la esperanza de pasar desapercibido para el estado, que no para la clientela.

 Pero la nueva moda de los restaurantes clandestinos no va por ahí. Vaya por delante que bajo mi punto de vista no deja de ser una estrategia publicitaria para diferenciarse de la competencia en una época en la que parece estar ya todo inventado. Esta gente tiene un local que bajo la apariencia de un negocio cualquiera en realidad esconde un restaurante "secreto". Normalmente hay que saber una clave para tener acceso y estas se suelen pasar por el boca a boca a los conocidos. La sensación de estar ante algo que mezcla lo exclusivo con lo alegal es lo que hace que, de momento, estén teniendo exito en ciudades grandes, incluso españolas.

 Al final están pensados como negocio por lo que necesitan publicitarse de una forma u otra, ¡vaya clandestinidad! Sí es verdad que hay otros restaurantes montados en pisos en los que cocinan los dueños y sirven sus creaciones en el salón de casa que, para grupos pequeños, están más cerca de lo ilegal aunque seguro que algunos tienen su punto. Habrá que probar y quien sabe si algún día no hacemos algo parecido.

 Y, por fin, mañana empiezo mi aventura. Estaré treinta y tres (como el famoso restaurante) días fuera, días en los que no escribiré nada en este blog. Como leer hay que seguir leyendo, os mando una recomendación: Arte del buen vivir escrito por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.

 A mi vuelta, si alguien quiere, lo comentamos.

 Continuará...

domingo, 21 de agosto de 2011

Vivamos...o lo que sea

 La vida es sota, caballo y rey. Siendo así, si es que lo es, no se entiende de donde salen tantas complicaciones. Las pasiones han sido las mismas durante la historia de la humanidad toda, pero no hay forma de aprender, tomar las experiencias anteriores, reflexionar teniendo en cuenta los resultados obtenidos y con esos datos, actuar en consecuencia. Somos agudos, pero no tanto. Sabemos construir teléfonos móviles inteligentísimos, puentes que no sirven para nada y torresdelagua vacias por dentro, televisores extra-ultra-hiper- megaplanos para ver a Belén Esteban o a Cristiano Ronaldo, hemos inventado millones de imprescindibles chismes para bebés (no me explico como pudimos salir adelante los del siglo pasado sin el megáfono ese para los lloros), los ordenadores cada vez son más guays para jugar a los jueguecitos, y así hasta donde uno quiera. Pero las pulsiones humanas básicas, aquellas a las que nos referíamos al principio, no terminamos de dominarlas con la misma habilidad que dominamos la tecnología. Pregunten sino al Dominique Strauss Kahn que tal lleva lo del autocontrol, que está dejando a la altura del barro las ofensivas de su bisabuelo Gengis Kan, el mongol.

 Parece pues que la vida no es un juego fácil de jugar y si alguien consiguiese escribir un manual de instrucciones sencillo y eficaz probablemente se haría más millonario que Camps "el trajes", que cuando le preguntaron por sus finanzas declaró que tenía 2000 € en una cuenta y nada de nada más. Que jodido, el tío. Ahí tienen ustedes una idea para ganar dinero a espuertas con el que satisfacer la natural codicia que suele ensuciar a los homínidos, escriba el que tenga talento suficiente la fórmula para pasar el periodo de tiempo que hay desde que nacemos hasta que yacemos con los mínimos rasguños posibles y no tenga duda que habrá descubierto la transmutación sin ayuda de piedra filosofal ninguna. Yo lo haría, pero se me han acabado los folios.

 Vivamos, compliquemonos lo menos posible la existencia, aprendamos a valorar las cosas buenas que sin duda a todos acontecen, disfrutemos nuestros pequeños triunfos en cualquier ámbito en que estos se produzcan, relativicemos los pequeños fracasos que han de ocurrirnos a veces y pensemos que solo se vive una vez, aprovechemos esa vida, adaptemonos a sus circunstancias y gocemos todo lo posible sin olvidarnos de ayudar a los demás cuando tengamos ocasión. Cuando estemos en el último lecho habremos de sentir que ha merecido la pena.

 La teoría siempre ha sido fácil, ponerla en práctica es otro cantar. En mi caso, el cantar de los que no tienen lengua.

 Continuará...

domingo, 14 de agosto de 2011

Intenciones

 Vamos con la leyenda: uno de los apóstoles, llamado Santiago, en su afán evangelizador se llegó hasta la Península Ibérica buscando prosélitos. El éxito de la empresa después de tan largo viaje fue escaso, por no decir escasísimo, consiguiendo convertir al cristianismo a siete personas que, ¡oh, maravilla!, eran de Zaragoza en su totalidad. ¿Habla esto de la estulticia de los aquí nacidos?, ¿dice, por contra, algo de su natural inteligencia? Como siempre, no seré yo el que juzgue, cada cual tendrá su opinión. La cosa es que andando el hombre algo decaído por la poca capacidad de convicción mostrada y estando por estos lares, se le apareció la Virgen encima de una especie de columna con la intención de animarle, constituyendo esta la presentación en sociedad de la muy venerada Virgen del Pilar, a la que con el tiempo se dedicó un templo, una plaza y un adoquín de caramelo.

 De esta historieta hemos de quedarnos hoy con el nombre del apostol, Santiago, que se llama igual que un famoso camino muy concurrido y que, como todos sabíamos ya, el protagonista de este cuento nunca recorrió. Fueron gentes de todos los lugares los que peregrinaron, y siguen haciéndolo, hasta Santiago de Compostela donde supuestamente descansaban los restos de este señor.

 Y como culo veo, culo quiero, yo también voy a hacerlo. Me refiero a lo de peregrinar. Estoy organizando para septiembre, si me es posible, recorrer el camino de Santiago andando durante treinta y una etapas, o sea, treinta y un días por ahí, padeciendo por los caminos y cargado con una mochila y otras cosas a las que tendré que enfrentarme por fin. Aunque si alguien me pregunta el motivo de mi peregrinación prometo responderle que es meramente espiritual.

 Cualquiera que lea estos párrafos y me conozca un poco sabrá que este que escribe no puede recorrer el camino de idéntica forma a la que lo hacen los demás seres humanos. No señor. Incorporaré una pequeña variación que, por supuesto, no he inventado yo pero le presta una cierta originalidad. Y es que en vez de salir de alguno de los puntos de partida más típicos en España: Somport o Roncesvalles, lo voy a hacer desde la puerta de casa. Saldré una mañana por esa puerta con la mochila y trataré, en varias etapas, de llegar andando a Logroño donde ya enlazaré con el camino de Santiago más ortodoxo. Desde casa hasta Santiago de Compostela.

 Los primeros días, hasta Logroño, no espero toparme con nadie pero, a partir de ahí puede ser otro cantar. No me van a faltar aventuras, ni sufrimientos, ni dolores, ni alegrías, conoceré gente interesante y gente insoportable. Pero lo que he de tratar por encima de todo es de seguir conociéndome a mí mismo y aprovechar las muchas horas de soledad que voy a tener para dedicarme a ello. Sin miedo y con franqueza.

 ¿Quién será la persona que con mi nombre y con mi aspecto vuelva de allí?

 Continuará...

domingo, 7 de agosto de 2011

¿Qué esperabas?

 Esta semana no pasará a la historia como una de las más brillantes para las bolsas de valores mundiales, tampoco puede decirse que a nivel global haya ocurrido nada reseñable por lo bueno. El mundo sigue su discurrir aún en agosto, lento para unos y más rápido para otros. Como siempre el globo gira deprisa para los que creen vivir su último día y despacio para los que esperan, cualquier cosa o no cosa que sea la esperada. Hay otra categoría de personas que son los que esperan, pero no saben el qué; para estos la vida discurre lenta y rápidamente a la vez, sufriendo las desventajas de las dos posibilidades. Imagino.

 Particularmente la semana ha sido como todas, no porque hayan ocurrido las mismas cosas, sino porque han ocurrido cosas buenas, no tan buenas, malas y, las más, irrelevantes; en fin, como siempre. Entre las cosas buenas no pueden faltar las tres reuniones, tres, que hicimos en tres casas, tres días alternos al objeto de degustar tres opíparas cenas oficiadas, eso sí, cada día por un cocinero distinto. El nivel culinario ha sido muy aceptable y el disfrute me permite imaginar la repetición de la experiencia en cuanto podamos. ¡Qué arroz! ¡qué marmitako! ¡qué discusiones!

 También han ocurrido cosas menos agradables que las relacionadas con la gastronomía, por supuesto, y si me sometiesen a leve tortura, no haría falta gran cosa: enseñarme unas tijeras sería suficiente, estaría dispuesto a reconocer que la semana ha pasado sosegada, calmosa, demorándose en lo accesorio, lenta. Luego según la torpe teoría expuesta al inicio, ¿espero algo?, ¿hay algo siendo esperado por mí?, ¿soy yo el que espera?, ¿lo que espero es esperable?, ¿esperar es morir en la espera?, ¿hay algo mejor que esperar?, ¿la esperanza hace más leve la espera?, ¿cuándo se alcanza lo que se espera, es como se esperaba?, ¿esperar en la esperanza de que lo esperado espere a que lo anhelado llegue?, ¿dónde habré metido mis pastillas?

 Después de leer el párrafo anterior reconozco que me entiendo a duras penas, pero me entiendo. Más difícil me resulta sin embargo entender cuatro o cinco cosas que me vienen a la cabeza recurrentemente sobre la humana condición: el amor desmedido hacia los animales, la impudicia del político con el dinero público, la programación televisiva, el comportamiento gregario de las masas, etc. pero esos son asuntos que me reservo para otra ocasión, hoy no me quiero enfadar.

 Prefiero seguir sentado, esperando.

 Continuará...

domingo, 31 de julio de 2011

Nessun dorma

 Ya sé que a la mayoría le sonará a chino a pesar de que la expresión esté en italiano. Significa nadie duerma y no es sino el título del aria que abre el último acto de la ópera Turandot de Puccini. ¿Qué decir de semejantes tres minutos? Nada de nada, simplemente escúchese al volumen más elevado que los vecinos nos permitan, a poder ser en alguna grabación de Pavarotti, y con los ojos cerrados. Si al final del aria no tenemos todos los pelos de punta es que, por fin, después de ver tanto la tele hemos llegado a ser auténticos arbustos, lo cual complacerá sin duda a cualquiera que sea el gobierno que nos gobierne después del 20 de noviembre.

 Me voy acercando poco a poco a la ópera. No es sencillo y, por supuesto, requiere de un esfuerzo previo para degustarla superior al que requiere el fútbol, por ejemplo. Alguien escucha por vez primera una ópera y le resulta más placentera si lo hace con el libreto delante, a poder ser en un idioma que entienda y sabiendo de que va la historia que se recrea previamente a la audición. Las posteriores ocasiones ya tendremos las claves y podremos guiarnos sin otros sentidos ajenos al oido.

 Aunque la ópera que nos gusta y que ya se ha escuchado varias veces hay que verla en directo, por supuesto, para eso han sido creadas y una vez "trabajadas" es ahí donde se le ha de sacar el máximo placer, el mayor gozo. Mi experiencia en la ópera es la siguiente: he asistido una vez en mi vida a una de estas representaciones, no había escuchado la obra nunca, no entendía el idioma en que cantaban y, para más inri los subtitulos que pasaban en una pantalla eran en alemán. Por suerte la compañía era agradable y había ginebra en el bar.

 Y como dicen que en la variedad está el gusto anoche estuve en un concierto en el que tocaban un grupo cubano-aragones al que llaman Karamba y, por fin, un tal Ariel Rot, ¡qué tío el Ariel! toda su vida haciendo rock del bueno, profesionalidad, buenos músicos, algún blues y nosotros dando saltos como si fuésemos adolescentes, estuviésemos enamorados y el concierto fuera ilegal. Venga a guitarrear.

 Y es que la ópera es chula, pero donde esté un buen blues...

 Continuará...

sábado, 23 de julio de 2011

Ficción nº 1

 Esa tarde no debería haber estado allí. Es lo que me digo ahora, una vez que ya no tiene remedio, cuando ya no puedo modelar mi destino. No debería haber estado allí, me repito cada día.

 Ya cuando desperté esa mañana tuve la sensación, una especie de intuición en realidad, de que algo inusual iba a ocurrirme. A partir de aquí -me dije- has de tener una precaución especial, todos los sentidos activados por lo que pueda venirte encima. Pero con el paso de las horas toda esa prevención fue desapareciendo, fui relajándome y dejándome llevar por la inercia de una jornada más. Igual que las anteriores. Como todas.

 A eso de las seis de la tarde y mientras caminaba por el Paseo de los Tristes según mi costumbre, se produjo el encontronazo. Ella era una antigua compañera de la universidad, nunca fue amiga mía; conocida sería la palabra si no resultase tan abstracta, tan fría. Después de los saludos de rigor, de que ella me dijese alguna generalidad, después de decirle yo un par de banalidades, se puso a llorar. Y lloró, no con esas lágrimas amargas y tranquilas producidas por un dolor sordo, no, lloró como un bebé desconsolado, sin ningún tipo de pudor. No se me ocurrió otra cosa para salir del paso que ofrecerle refugio momentáneo en el bar más cercano, la gente se quedaba mirando y a mí me daba cierto apuro lo que pudiesen pensar. Creía que me verían como a un novio o esposo que acaba de decirle a esa mujer que todo ha terminado y, en vez de ofrecerle una salida a ella, me la ofrecí a mí mismo.

 Ella aceptó la invitación y también aceptó mi brazo, se agarró a mí y se calmó.

 Una vez dentro del bar y después de dar cuenta de dos cervezas me pidió perdón por su pérdida de control y me contó el motivo de su desconsuelo. He de reconocer que me quedé helado ante la magnitud de su tragedia, ante el abismo que se abría a sus pies, ante la dificultad de solucionar semejante asunto; de tal forma que no ví más opción que ofrecerle mi ayuda. No tuve más remedio. Ella aceptó y me pidió, sobre todas las cosas, que no revelase sus confidencias. Y así he de hacerlo, aunque me cueste.

 Hoy la he visto en el mismo bar, su secreto me persigue y yo intento escapar de aquella tarde con todas mis fuerzas.

 Sé que es en vano.

 Continuará...

sábado, 16 de julio de 2011

¿Quién quiere ser feliz?

 La felicidad, esa quimera. Todo el mundo quiere atraparla y nadie sabe donde mora. Alguna vez se la ha visto acompañada de corrientes mortales pero dicen, los que de esto entienden, que la relación fue fugaz.

 Cada persona persigue la felicidad a su modo: unos según un plan previamente establecido, otros guiados por el instinto, algunos sin darse cuenta, otros acumulando objetos y propiedades e incluso hay gente que pretende ser feliz jodiendo a todos los anteriores. No parece que haya unidad de criterios.

 Epicuro de Samos, filósofo griego probablemente ya fallecido, tuvo gran parte de culpa del nacimiento del epicureismo, corriente filosófica que se puede considerar como una variación del hedonismo y entre cuyas principales aportaciones a la historia del pensamiento figura el término ataraxia. ¿A qué aludían aquellos barbados griegos con este palabro? Aproximadamente sería la tranquilidad de ánimo derivada de la disminución de la intensidad de nuestras pasiones y deseos, así como una cierta indiferencia ante las adversidades. Ejercitándose en su práctica se conseguiría la felicidad que es, ni más ni menos, la finalidad de la vida.

 El no tener aspiraciones desmesuradas, no comer o beber más de lo necesario, disminuir las pasiones sexuales, afrontar los reveses de la vida con entereza y ponerlos en su justo contexto, relativizándolos, no anticipar los problemas que no sabemos si llegarán a ser tales; son algunas de las cosas que harían que la vida se nos presentase como un mar sin una brizna de viento, totalmente en calma y, según los epicureos, nos llevaría a ese equilibrio emocional que ellos identifican con la felicidad.

 Para algunos esa "tranquilidad" se aproximará a vivir en la Arcadia feliz, para otros no. Mi creencia, si es que a alguien le importa, es que los tiros pueden ir por ahí, esta puede ser la clave de una existencia razonablemente llevadera y plácida. Conseguirlo, por supuesto, no es nada sencillo y solo a base de voluntad y perseverancia se llega a tal estado. Por poner un ejemplo: quién esto suscribe es absolutamente incapaz de cumplir ni uno solo de los preceptos anteriores.

 Así me luce el pelo.

 Continuará...

jueves, 30 de junio de 2011

Todos somos iguales

 Si alguna ventaja tiene ir cumpliendo años es que cada vez eres más libre, te preocupa menos lo que los demás piensen de tí, te puedes expresar con más sinceridad. Como quiera que a la hora de escribir esto soy mayor que la última vez que lo hice, voy a decíos unas cosillas.

Vamos a intentar diferenciar a dos subespecies humanas que andan por cualquier calle de cualquier ciudad de cualquier país de esta mierda de mundo. Las llamaremos, por hacerlo entendible, homo vulgaris y homo rarus.

 Hoy he cenado solo en casa. ¿Qué hay en este hecho que me haga, bajo mi punto de vista, un homo rarus?

 Nada más llegar me he centrado en mi estado de ánimo. La cena estaba preparada pero no así el ambiente. He abierto la mejor botella de vino que tenía en casa, me he sentado a la mesa cuando empezaba a sonar la sinfonía nº 5 de Mahler y he colocado un espejo delante de mí para que, al ver la imagen reflejada, diese la sensación de que cenaba con alguien y no perder las correctas formas por no compartir mesa. He disfrutado con todos mis sentidos.

 ¿Qué hubiese hecho un homo vulgaris?

 Teniendo la cena preparada (auténtica bendición teniendo en cuenta que las únicas habilidades culinarias de ellos son descongelar lo previamente congelado) hubiesen corrido a embandejarla para, rápidamente y antes de que empezase su serie favorita, sentarse en el sofa y engullir, sin perder rípio de lo que la televisión vomitase en ese momento. Para ellos no hay mayor disfrute posible a estas horas.


 Abundando en el tema. El homo vulgaris rara vez tiene necesidad de leer. No estoy hablando de ganas de leer, hablo de necesidad. Si alguna vez premura parecida sintiese es fácil que corriera a buscar el ejemplar del día del periódico Marca (si de homo se trata), o el ejemplar de la semana de la revista Hola (si, por contra, de mulier hablamos). Entre ellos hay gradaciones, como no podía ser de otra forma, y los más evolucionados llegan a apreciar los denominados como "libros de autoayuda", les encantan, creen que les facilitan la vida. Por supuesto morirán sin haber sospechado siquiera que las Cartas a Lucilio de Séneca, escrito por el cordobés en el siglo I, es todo cuanto hubiesen necesitado en su triste deambular por este valle de lágrimas.

 ¿Cuándo una persona toma uno u otro de estos caminos, de estos seres posibles? ¿Cuánto influye la genética y cuánto la educación? ¿Tienen algo que ver las diferencias socioeconómicas? ¿Dónde se localiza la sensibilidad? ¿Hace el sistema educativo lo que debería al respecto?

 Por cierto, he terminado de escribir escuchando la "patética" de Tchaikovsky. Muy recomendable tambien.

 Continuará...

domingo, 26 de junio de 2011

Segundo intento

 Solo hay un precedente. De niño, cuando estudiaba en el colegio, envié un poema a una chica que me gustaba mucho, desearía acordarme de lo que escribí entonces aunque imagino que sería de una candidez propia de lo que éramos. Esa chica dudaba entre dos pretendientes, uno de los cuales era yo. Después de leer mi poema se decidió. Eligió al otro.

 Desde entonces no he vuelto a escribir un verso. Hoy veo llegado el momento de intentar parir un soneto. Siento algo de pudor pero este es el resultado:

Atardecer que en mi ventana veo,
cada ocaso hacia el final de los días
con su luz sensaciones deja frías,
aterido y ruidoso su siseo.

Conceptos, las razones en que creo
aquellas que alguna vez hice mías,
que alumbré en mi cabeza como a crías,
todas esas, perdieron su apogeo.

Si algo fuese, despacio anda llegando
no sé hasta donde lo dejarán crecer
¿es posible? ya en mí acabó calando.

Para criatura que acaba de nacer
algún nombre habrá que ir ya buscando
y pretendo que este sea: Amanecer.

 Ya está. Otro día intentaré escribir una tragedia griega en tres actos. Todo es ponerse.

 Continuará...

sábado, 18 de junio de 2011

Debilidades

... Músico, matemático, espadachín y gramático.

 De Bergerac, Cyrano.

 Lo hizo todo, y no hizo nada.

 Aquí se condensa lo que es el heroe romántico por antonomasia. El tiempo pasará y nadie podrá llegarle a la suela de la bota.

 Nunca.

sábado, 11 de junio de 2011

Dolce far niente

 Todas las personas estamos diseñadas para hacer algo bien en la vida. Sea el autor del diseño el arquitecto supremo o sea el puro azar (otro día hablaremos de eso) siempre encontraremos alguna habilidad o algún talento en todo el mundo si lo buscamos con atención. Hay que reconocer que en algunas ocasiones, en algunas personas, necesitaremos una lupa de muchos aumentos para adivinar algún atisbo de virtud pero, profundizando, algo se encuentra.

 A mi se me da de cine el no hacer nada, el dulce hacer nada del título. Sentarme en un comodo sillón, en una silla, en un banco o incluso en una piedra, pero sin hacer nada. Como no tengo habilidades de yogui (el que hace yoga, no el oso), no logro evitar que se me vaya la cabeza detrás de múltiples pensamientos, o sea que algo hago, pero esas elucubraciones rara vez me llevan a algún sitio que no sea el darle vueltas a las mismas cosas sin llegar a ninguna conclusión. No puedo evitar pensar pero infructuosamente casi siempre. Lo más parecido a no hacer nada.

 Recuerdo a mi madre, de pequeño, cuando me sorprendía en actitud indolente decir con ironía "tu has nacido para marqués" a lo cual yo no podía dejar de asentir totalmente de acuerdo.

 La vida ideal para alguien como yo, utilizando personajes de cine, sería la del hijo de millonario de la película "El talento de Mr. Ripley" que vive relajado en un pueblito italiano gastando la asignación de su padre y dandose la vida idem. Pero creo que de parecerme a alguien ocioso sería más bien al Nota, aquel personaje de culto de la película "El gran Lebowski"; dejado, sin trabajo, fumador de marihuana y jugador de bolos que, por cierto, ha inspirado incluso una religión a la que para unirse, por supuesto, no hace falta hacer absolutamente nada.

 Y es que, estaremos todos de acuerdo, el que no hace nada dificilmente puede hacer mal.

 Continuará...

miércoles, 1 de junio de 2011

Háganlo por mi

 Hay gente que critica el movimiento surgido hace unas semanas en sitios emblemáticos de muchas ciudades españolas protestando contra muchas cosas, todas mezcladas, pero protestando al fin y al cabo. ¿Acaso creen que no hay motivos de sobra para quemar los edificios públicos? Algún detalle concreto:

 a) En este agradable país, y utilizando los números sin afinar, los señores y las señoras diputados necesitan "trabajar" siete años para optar al cobro de su jubilación con todos sus derechos mientras el común de los trabajadores (esta vez sin comillas) hemos de hacerlo durante treinta y cinco años, y subiendo. Por supuesto las pensiones a las que optan sus señorías pueden más que duplicar la pensión máxima a la que tenemos derecho los demás y se pueden compatibilizar tranquilamente con otras retribuciones, incluso de la administración pública.

 b) El número de coches oficiales en el país de Fernando Alonso supera, como no, el de casi cualquier otro país que para eso somos tan chulos e inventamos la siesta.

 c) Cualquier alcaldillo de pueblo, con el apoyo de tres amiguetes concejales, puede ponerse el sueldo que le salga de los mismísimos y vivir a cuerpo de rey (de España) al menos durante cuatro años. Después los ciudadanos, indignados, votarán a su adversario que, entre tanto trabajo, olvidará rebajarse tan jugoso estipendio.

 d) En cuanto a los sindicatos y partidos políticos, ¿por qué no nutren sus arcas exclusivamente de las cuotas de las personas que voluntariamente decidan afiliarse? ¿Ha de salir el grueso de sus presupuestos de las arcas públicas, o sea, de los impuestos que entre todos pagamos con esfuerzo? ¿Tan sobrados de dinero vamos?

 e) Tenemos administración central, autonómica, comarcal y local. Pero esto no parece suficiente para colocar a todos los colocables. Inventemos entonces las empresas públicas, ruinosas en su inmensa mayoría pero de una gran eficacia para enchufar a dedo a los cercanos al poder. Esto es como ser rey solo por haber nacido en cierta familia. Siempre sin que el mérito influya en nada, por supuesto.

 f) Hace poco ha habido elecciones. Si alguien ha leido el papelito que se introduce en el sobre para ejercer el derecho al voto se habrá percatado de que los partidos nos ahorran el trabajo de pensar y elegir a nuestros candidatos preferidos y nos ofrecen a cambio listas inamovibles y cerradas, ordenadas según sus elevados intereses, como no. Así no erramos en la elección.

 Todo esto, y muchas cosas más, en un ambiente como el actual en el que cada vez más gente carece de un puesto de trabajo para ganarse el pan, en el estado de las autonomías cada día quedan menos autónomos y los estudiantes ven su futuro más negro que el culo de Idi Amín.

 Si no fuese tan cobarde, mandaría todo a la mierda y acamparía en la plaza del Pilar con mi tienda de campaña Quechua.

 Continuará...

jueves, 19 de mayo de 2011

Una jornada más

 Se acercan las elecciones, por lo tanto hablaremos de cualquier otra cosa.

 Hace unos días un famoso entrenador de un no menos famoso equipo de futbol se preguntaba: ¿por qué? Su pregunta, evidentemente, tenía relación con temas exclusivamente futboleros; pero esa cuestión es para mí una de las expresiones más poderosas que en el lenguaje tenemos. Inquirir a alguien con ese arma deja pocas salidas por donde escapar, requiere urgente explicación y no da tiempo a estudiar el argumento. Cuando alguien te lo lanza mirándote a los ojos y sin más acompañamiento, ya puedes contar con que has fallado a esa persona.

 Cada uno tenemos nuestros porqués, esas preguntas que nos gustaría nos fuesen aclaradas de un modo definitivo. ¿Por qué soy como soy?, ¿por qué el dinero lo gobierna todo?, ¿por qué no lo gobierna todo la sensibilidad?, ¿por qué estamos aquí?, ¿por qué no le sacamos todo el partido al cerebro?, ¿y a la vida?, y así ad infinitum.

 Por supuesto hay otras preguntas clave en nuestro deambular por el mundo que no empiezan de esta manera, pero no son hoy objeto de mis cavilaciones.

 Escribo desde el trabajo. La influencia que esto tiene en mi estado de ánimo hace que no pueda abordar ningún tema con alegría ni con el relajo adecuado pero, de esta forma, los minutos pasan a una velocidad más rápida y las diferencias en el tiempo sicológico se muestran evidentes. Disfruto escribiendo, corrigiendo, releyendo y creo que incluso mi salud se beneficia de ello. Por tanto lo recomiendo a quienquiera que esto lea. De corazón.

 Mi jefe está mirándome con el gesto torcido, se acaba el tiempo de las chorradas.

 Continuará...

jueves, 5 de mayo de 2011

De lo importante

 El verano se va acercando lenta pero irremisiblemente y no, no lo digo porque el calor ya nos haga sudar ni porque el día sea mucho más largo que la noche; lo digo porque la única conversación que me es dado oir en mi amado trabajo versa sobre las dietas en sus más variadas versiones. Cuando escucho "alcachofa", "Duncan", "macrobiótico" o cualquier pachuchada de estas me entran ganas de desaparecer y no volver.

 Las cosas he de decirlas tal como las veo y, por tanto, reconozco que el cien por cien de las personas implicadas en estas elevadas charlas son mujeres. Todas dominan la teoría de unas cuantas de estas dietas y, según la que esté de moda en cada momento, suele producirse una especie de unanimidad a la hora de ensalzar la gran cantidad de arrobas que se pueden llegar a "perder" en cuestión de pocos días (las más enfervorizadas dicen que incluso horas) siguiendo la dieta en cuestión. No faltan los ejemplos que al entender de estas científicas demuestran la infalibilidad del método: mi cuñada, marido, vecina, amiga, etc. han perdido cinco kilos en dos semanas y ahora están estupendos, incluso más sagaces se les ve (por algo las llaman dietas "milagro") por supuesto sin pasar nada de hambre y comiendo cosas apetisosísimas: lechuga iceberg, lechuga romana, escarola e incluso creo que permiten entre horas los cogollos de Tudela.

 Estas dietas o cualesquiera otras parecidas las ha habido siempre. Son tan monotonas, o se pasa tanto hambre, o la comida resulta tan poco placentera que solo se pueden seguir durante un corto periodo de tiempo en el cual seguro que mucha gente pierde algunos kilos, pero estos se recuperan con la misma rapidez si no se acompaña de un cambio de hábitos. Y es que lo ideal para la mayoría de las personas es adelgazar viendo la televisión en vez de haciendo ejercicio. Y viendo la tele lo único que adelgaza es el cerebro.

 De ahí que tengan tanto éxito las dietas.

 Continuará...

miércoles, 20 de abril de 2011

El deporte rey y la copa del idem

 Hoy hay futbol, se juega la final de la copa del rey en Valencia. Todas las semanas tenemos varios partidos e incluso todos los años se disputa la copa del rey pero este año es diferente, este año los contendientes son los más poderosos, los más ricos, los más acaparadores de noticias, los archienemigos: Madrid y Barça.

 Esta vez el partido confrontará dos maneras totalmente distintas de entender el futbol, de planificar la cantera (lo más probable es que uno de los dos equipos tenga un jugador de su cantera entre los once titulares, mientras el otro cuente con 7), diferentes personalidades de sus mediáticos entrenadores y, para mi entender lo peor, distintas "sensibilidades políticas". Este último aspecto va a contribuir a ensuciar el espectáculo que debiera ser meramente deportivo, pero parece inevitable ya que hay gente que acostumbra a coger el rábano por las hojas.

 No quiero desprestigiar semejante deporte ni tamaña competencia entre estos clubes, ya que yo seré uno de esos cientos de millones de españoles que hoy seguirán el partido atentamente, paralizando el pais entero pero, si se analiza friamente, ¿cómo es posible que este perseguir un balón por el cesped entre veintidós jugadores tenga siquiera algún interés? El hecho en si tiene poca importancia, aparte de la económica que para los directamente implicados es mucha; para el espectador en general debería ser un espectáculo aséptico, un pasatiempo intrascendente pero no, es casi una guerra entre aficiones, un apasionado lance en el que algunas personas llegan a perder los estribos, ¿por qué? Cada cual tendrá su teoría pero lo que creo hace al futbol tan "trascendente" es la necesidad de las personas de sentir que pertenecen a un grupo, en este caso identificarse como seguidores de un club (o de una selección nacional, con sus otras implicaciones). Luego, el seguimiento masivo que realizan los medios de comunicación haría que el bucle se autoalimentase, diferenciando a este de los otros deportes.

 En fin, algo tendrá el agua cuando la bendicen y que gane el mejor.

 Si es así, seguro que lo celebro.

 Continuará...

martes, 29 de marzo de 2011

Inventos griegos

 Después de todo este tiempo con el blog, por fin he aprendido a facilitar los comentarios a las entradas. Espero que, a partir de ahora, los que perdéis el tiempo leyendo estas melonadas además comentéis algo; se puede hacer directamente pinchando en comentarios y escribiendo vuestras opiniones que, seguro, servirán para subir el nivel de estos escritillos. ¡A escribir tontadas todos! (y todas, no se me enfade la progresía)

 Y ya que indirectamente mentamos el tema, entremos en harina:  pronto hay elecciones. Son autonómicas y municipales pero, a pesar de ser de segunda categoría para mucha gente, se deciden cosas importantes, las más cercanas, a saber: modelo de ciudad y de comunidad autónoma.

 Esto, que teóricamente es muy bonito, no deja de ser un camelo. Ya ha explicado mucha gente inteligente que la democracia es el sistema político menos malo de los posibles. No mejor, sino menos malo. Para mi hay dos pequeñas cuestiones que, teniendo dificil solución, prostituyen el asunto:

 - Cuestión nº A: los votantes. ¿Cuantos electores reflexionan un ratillo antes de votar, sopesan ventajas e inconvenientes de cada opción, leen los programas electorales y en consecuencia, emiten su voto? Y por contra ¿qué porcentaje de los votantes elige la opción de su partido de siempre independientemente de lo que hagan o digan los unos, los otros y los de más alla? Que cada cual se conteste.

 - Cuestión nº B: los políticos. Todos no son iguales, esto es evidente, al igual que no todos los médicos son iguales, ni los futbolistas, ni las peluqueras. Pero en esta "profesión" hay ciertos parecidos entre los "profesionales" que hacen que mucha gente sospeche de sus verdaderas motivaciones. Puede ser que al inicio de la actividad política la gente sea idealista y realmente persiga la consecución del bien común pero, con el paso del tiempo da la sensación que el único bien común pretendido es el de sus familias y amigotes. O sea, que si pueden trincar, trincan. Por supuesto y según se demuestra día a día, esto funciona independientemente del color político y es que, al final, son personas y por tanto "influenciables", ya sea con dinero, poder, sexo, caramelos o cosas todavía más banales. La cosa es aprovechar todo lo posible el tiempo que se está en el poder. Fuera hace mucho frio.

 También están los que, no valiendo para otra cosa, desde jovenes ven que en la estructura de cualquier partido pueden vivir, prácticamente, del cuento. Y repito, seguro que los hay muy trabajadores, muy eficientes y muy legales. Pero haría falta que fuesen muchos más.

 Por tanto y a pesar de todo esto, ¡a votar!

 Como las ovejicas.

 Continuará...

martes, 22 de marzo de 2011

Más divagaciones

 Esta mañana tenía tiempo libre. Cuando me ocurre esto suelo hacer siempre lo mismo, acudo a dos o tres librerías y me dedico a ojear las novedades que, a más de 110 por hora, van llegando a las estanterías. Lo que más me llama la atención es la ingente cantidad de publicaciones relacionadas con la gastronomía que se editan. De una vez para otra pienso que ya se agotó el filón, que ya no pueden inventar nada más en cuestión de libros de recetas, pero siempre me equivoco: recetas para llevar en fiambrera, recetas para pobres, recetas para vivir muchos años, para budistas, etc, etc. En fin, la imaginación de estos ¿escritores? siempre supera mis expectativas.

 La gastronomía y sus variantes son para mí un interesante pasatiempo, una verdadera afición. Y es que cada vez entiendo más el hecho de alimentarme como un auténtico placer: la curiosidad por cocinar nuevos platos, también los ya repetidos, probar nuevos sabores, volver a degustar los guisos preferidos, leer recetas simples y gustosas, compartir las viandas con gente querida, es, sin duda, una de las necesidades más faciles de satisfacer al menos dos veces al día. Reconozcamos que hay otras que nos resultan más complicadas... al menos dos veces al día.

 Volviendo al tiempo libre con el que comienza esta entrada: si una obsesión hay en mi vida (seguramente hay más) es la de no tener necesidad de trabajar para subsistir. Esto ocupa muchas energías y gran parte de mis horas de asueto y total, después de muchas vueltas, muchas idas y venidas, innumerables subidas y bajadas, estoy hecho un lio. ¿Dejaré de trabajar en cuanto tenga la vida "resuelta"? Muchas veces pienso que si, estoy deseando mandar el trabajo lejos de mis ocupaciones. Otras veces concluyo que siempre me vendrá bien otro ingreso, que ocuparé el tiempo, seguiré teniendo contacto con mis compañeros, etc. Y, por último, en otras ocasiones llego a pensar que lo ideal en mi caso sería trabajar una temporada y dejar de hacerlo otra, repitiendo el bucle hasta que me harte. Como se puede observar lo tengo clarísimo.

 Todo.

 Continuará...

domingo, 6 de marzo de 2011

La Cincomarzada

 Hoy es 6 de marzo, o sea, ayer fue 5 de marzo. Si alguien lee esto y no conoce los usos y costumbres zaragozanos, sepa que todos los días 5 de marzo se celebra aquí la Cincomarzada, ¿verdad que es original? La tradición viene desde que no sé que año los ciudadanos de Zaragoza repelieron a un ejercito durante una de las guerras carlistas (más o menos).

 Tuve la suerte de celebrar semejante fecha en grata compañia y, como no, con una comilona y una bebidona. Hicimos el sarao en casa de Carlos, si, esa casa en la que en cada estancia cabe entero nuestro piso. Así da gusto. Para comer: caldereta de rape y langostinos y algunos aperitivos. Con la intención de que no se me olvide, describiré sucintamente la elaboración de la caldereta (aunque no sé si esto es una caldereta) que pasó la prueba de calidad de los insignes comensales:
 - Hacer un sofrito con cebolla, puerro y pimiento verde. Todo ello picado al gusto.
 - Escaldar unos tomates, quitarles piel y semillas y añadirlos troceados al sofrito. Añadir también pimentón. Ya tenemos el color.
 - Incorporar un chorreón de brandy y evaporar el alcohol.
 - Cascar las patatas y cubrir con caldo de pescado. El caldo podemos hacerlo en casa o, como en este caso, comprarlo hecho. Este que utilizamos tenía la friolera de 0,05% de gamba (casi ná).
 - Cuando falten cinco minutos para que las patatas estén hechas, añadir el rape en trozos, los langostinos y unos mejillones abiertos previamente o en conserva al natural.
 - Incorporar a la vez una picada que abremos preparado con ajo, perejil y almendras.
 - Dejamos reposar unos minutos y... al ataque.

 Nos comimos a este y a sus primos:


 Si después de la comida hay café, gintonics y una agradable conversación, ¿se puede pedir algo más? Pues si. Sería interesante no tener que trabajar al día siguiente (domingo) pero, por nuestra condición de humanos, no podemos aspirar a la felicidad absoluta. ¡Que se le va a hacer!

 En fin, me gustaría no tener que esperar a la siguiente Cincomarzada para repetir la experiencia. Aprovecharemos la dieciseismayada o la trecejuniada y es que, un día es un día.

 Continuará...

lunes, 14 de febrero de 2011

Trece años después

Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
andar por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.

(regalo de San Valentín baratito)

Continuará...

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Lo has probado?

 El otro día andaba yo leyendo la prensa económica en internet (como todos los días) cuando encontré una entrevista con un emprendedor que me resultó especialmente interesante, ya que el tipo decía cosas que hace mucho tiempo vengo pensando. El se llama Nacho Díaz y la entrevista está extraida del diario "El Economista". Transcribo literalmente:

 "1.- ¿Qué te llamó la atención de ser Emprendedor?
Realmente no es que algo te llame la atención o no para ser emprendedor.  Las estadísticas dicen que 8 de cada 10 empresas cierran antes de los cinco años de su creación. Así que yo soy de los que creen que de Emprendedor se nace.  Personalmente en mi etapa como Profesional por cuenta ajena, no hubo ni un solo momento en el que mi “voz interior” no me dijera:  “Nacho, te estás equivocando. Tú sabes que éste no es tu camino”. Siempre sentí la necesidad de ser mi propio jefe. De tener la total responsabilidad de mis acciones y el control total de mi tiempo. De tener la libertad de tomar mis propias decisiones y organizar mi vida y mi empresa a mi manera.
Siempre he pensado que el empresario contrata a un empleado para “comprar” su tiempo, su talento y su dedicación a cambio de una contraprestación y con la intención de obtener de su trabajo un mayor rendimiento que el coste que le supone.  Así que ¿Por qué no  en lugar de “vender” mi tiempo, mi talento y mi dedicación a otro, no utilizarlo para que mi esfuerzo revierta en mí mismo?


2.- ¿Viven mejor los emprendedores?
Sin ninguna duda! Como he dicho antes, creo que el emprendedor es emprendedor por vocación. Por lo tanto, cuando uno cumple su sueño de dedicarse a hacer lo que le gusta, ( en este caso, tener tu propia empresa y emprender tu propio negocio), de repente todo cambia:   Los Lunes, dejan de ser Lunes. La vuelta de vacaciones no supone un reto psicológico que superar. E ir a la oficina cada día, deja de ser un vía crucis para convertirse en una ilusión, una motivación y una nueva aventura cada día.
Por supuesto que el emprendedor afronta tantos o más problemas y dificultades que el trabajador por cuenta ajena y además su jornada laboral no es de 8 horas, sino de 24. Pero todo esto carece de importancia porque el perfil desde el que se enfoca todo cambia radicalmente.  Cuando pierdes la sensación de que estás “trabajando” y cuando tu trabajo se convierte en tu vocación, ya no es trabajo sino vacación (o casi).
Por lo tanto el hecho de “vivir mejor” no se define como: “tener menos problemas”  o “ trabajar menos” o ni siquiera por “ganar más dinero”, sino por el hecho de que el tiempo que dedicas a trabajar no supone un “sufrimiento” en sí mismo sino casi un hobby, una aventura. Y personalmente el hecho de sentir que realmente tengo el control de mi vida, de mi tiempo y de lo que quiero hacer con él, me hace sentir que vivo mejor y soy más feliz que al final es de lo que se trata.
Cuando emprendes, tu proyecto empresarial te hace sentir feliz en sí mismo y eso es lo que marca la diferencia.  El tiempo que requiere, el esfuerzo, los problemas e incluso el dinero que te reporta quedan en un segundo plano, porque el día a día de tu proyecto te hace feliz en sí mismo.
 ...
 5.- ¿Qué le recomendarías a alguien que se está pensando el empezar a emprender?
Le recomendaría exactamente lo que dice el slogan de una famosa marca de deporte:  “Just do it”.   -  Simplemente hazlo!
La mayoría de las veces pasamos mucho más tiempo “pre-ocupándonos”  por lo que puede pasar que ocupándonos de que realmente pase.
Si les das 1000 vueltas a cualquier idea, seguro que encuentras al menos 1000 razones por las que no llevarlo a cabo.
Si te empeñas en ir contra corriente de lo que te dice tu instinto, seguro que vas a terminar eligiendo el camino equivocado. Todos tenemos un guía dentro, que nos dice lo que debemos y no debemos hacer. Lo mejor, es hacerle caso siempre y a la primera.
Por lo tanto, si estás pensando en emprender, es porque algo dentro de ti, te está susurrando ( o a veces como en mi caso, gritando!) que lo hagas. Déjate llevar y hazlo."

 Esto, ni más ni menos, es lo que comentaba el amigo Nacho. Y yo me pregunto:

 -¿Por qué la mayoría de los actuales universitarios quieren ser funcionarios? Si se sembrara el espíritu emprendedor ¿no habría menos paro?

 -¿Por qué no hay en el colegio una asignatura que enseñe a desarrollar una pequeña empresa? ¿Acaso no se tratan materias menos "enriquecedoras"?

 -¿Por qué la gente que fracasa en algún negocio se averguenza de ello en vez de ponerlo en su curriculo con letras bien grandes? Demuestra que se tiene la valentía de intentarlo y sirve de aprendizaje para la próxima vez, el mejor aprendizaje posible.

 En fin, siempre nos quedará emprender como alternativa a la "esclavitud".

 Continuará...

lunes, 31 de enero de 2011

Ese tesoro

 Ya acabó enero.

 ¡Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo! Esto, que parece un lugar común, no deja de ser una verdad como un templo. Las personas tenemos tendencia (unas más y otras menos) a fijarnos objetivos en el tiempo y a no disfrutar plenamente del trayecto hacia esas metas. Craso error. Si alguien está de acuerdo conmigo en que el tiempo pasa veloz, no podrá dejar de estarlo en que hay que aprovecharlo, disfrutarlo, exprimirlo lo más que podamos.

 Sería curioso hacer una encuesta a personas mayores de ochenta años con la siguiente pregunta: ¿tiene la sensación de que la vida ha pasado demasiado rápido? Creo que ganaría el sí por mucha diferencia, aunque solo es una opinión ya que no he hecho la pregunta a nadie; ¿y si añadiésemos otra pregunta? por ejemplo: ¿haría usted lo mismo que hizo a lo largo de su vida? Siguiendo con el ejercicio de imaginación creo que muchas de estas personas se arrepentirían de haber hecho cosas que supusieron una pérdida de tiempo.

 Tendemos a darle más importancia a este asunto "a toro pasado". Como a la salud la echamos de menos cuando falta, al tiempo lo valoramos más cuando ya es pretérito, cuando ya se nos ha escapado de las manos. Seamos conscientes pues de la verdadera importancia de utilizar las horas que tengamos por delante de la forma más provechosa posible. Que no lleguemos a la vejez con la sensación de haber "perdido" el tiempo. Cada cual tendrá sus formas preferidas de aprovecharlo.

 Por favor, hagámoslo.

 Continuará...

domingo, 16 de enero de 2011

¡Grandes rebajas!

 ¿Hay alguien ahí?

 Después de diez entradas publicadas es hora de agradecer su interes a las personas que siguen este blog. No sé si son muchas o pocas ya que veo pocos comentarios y para salir de dudas he colocado un contador que, por lo menos, dará una idea aproximada del tráfico. También he añadido en la parte derecha una especie de periódico con noticias actualizadas de algunos temas que creo puede darle algo de interes al blog. Solo hay que pinchar en el tema y leer las noticias que a uno le apetezca. Al grano:

 Esta conversación figurada (aunque es posible que no lo sea tanto) se podría escuchar durante estos días en cualquier centro comercial a propósito del tan manido tema de las REBAJAS. La protagonizan una madre y su hija adolescente en una famosa tienda de ropa a la que llamaremos "Zera" para que nadie sospeche del nombre real. Podía haber utilizado para el diálogo a un padre y su hijo adolescente pero, después de reflexionar varias horas sobre el asunto, he decidido que resultaría menos creible la historia.

 Madre (M): -¡Hija mía, no sabía yo que hoy habría tanta gente comprando!
 Hija (H): -Es el primer día de las rebajas y no pueden arriesgarse a que se acabe el género.
 M: -Pues compramos lo que tenemos apuntado en la lista y nos vamos, ¡que agobio!
 H: -Este año he hecho la lista en un cuaderno pero solo he usado las primeras páginas. Ya no se me ocurría nada más.
 M: -Nos llevaremos una prenda cada una y volvemos otro día que estemos más tranquilas. ¿Por donde empezamos?
 H: -Yo lo que más quiero es una minifalda amarilla que llevaba una de "Operación Triunfo" el otro día en la tele.
 M: -Pero hija, si ya tienes un minifalda amarilla que te compramos hace dos años.
 H: -¡Jo, mamá! esa es amarillo limón y este año se lleva el amarillo canario. ¡No compares!
 M: -¡Mira, hija! ahí tenemos pantalones de vestir con el 93 % de descuento. ¡Que chollo!
 H: -Yo no necesito pantalones de vestir, y menos de ese color.
 M: -Da igual que no los necesites, lo importante es el 93 %. ¡Ya verás cuando se lo diga a mi cuñada, se va a morir de la envidia! voy a preguntarle a la dependienta si hay más colores.
 H: -Pues tendrás que coger número. En rebajas hay fila para las dependientas y tenemos 234 números delante.
 M: -Pues esperamos, total, para estar en casa viendo la tele...

 Cinco horas y cuarto después:

 M: -Señorita, este pantalón para la niña ¿de qué colores tienen?
 Dependienta (D): -Solo está en fucsia y en azul cielo pero, ese pantalón es de hombre.
 M: -Pues no lo parece, ¿no lo tiene en amarillo canario?
 D: -¡Huy, ese se agotó los primeros días de la temporada! Lo siento
 H: -Me gusta más en azul cielo. ¿Y si queremos cambiarlo?
 D: -Sin problema. Vienen con la prenda, la dejan en la estantería y se llevan otra cuando no se de cuenta nadie.
 M: -Perfecto, nos llevamos el azul, por cierto, ¿hay mas cosas con el 93 %?
 D: -Con el 93 % creo que no, pero tenemos sombreros mexicanos al 86 %
 M: -Pues envuélvanos uno para regalo.
 H: -¡Que guay! El 86 % de descuento significa que de cada 100 € solo pagas 86, ¿verdad, mamá?
 M: -¡Que va, hija mía! significa que algo que vale 10 €, lo ponen por 100 y, al final, pagas 14 y te vas a casa con la autoestima por las nubes.
 H: -¡Me encantan las rebajas!
 M: -¡Toma, y a quien no!

 Continuará...

jueves, 6 de enero de 2011

Tranquilo niño, ya pasó


 Si no me equivoco hoy, dia de Reyes, acaban oficialmente las fiestas navideñas. Estos días tiene uno la impresión de que se repiten prácticamente igual año tras año, salvo matices naturalmente. Comilonas, regalos, reuniones familiares y poca celebración religiosa que, se supone, era lo principal en un principio.

 Las comilonas harán que la mayoría de la gente cuente entre sus objetivos para el año que empieza con perder esos "kilitos que sobran" (horrorosa expresión, ya lo se) y que vuelve a darnos una demostración de la profundidad del análisis humano: una persona que consiga perder peso a lo largo del año que empezamos, perderá a lo sumo 2 o 3 Kg. de media, cullons, exactamente lo que ha engordado en estas pantagruélicas veladas.

 Los regalos dan mucho juego (¡que chispa, eh!) para escribir. Sería relativamente sencillo hacer un regalo acertado para las personas más cercanas, al fin y al cabo conoces sus gustos y, más o menos, sabes lo que les viene bien; el problema está en que todos los años has de hacer regalos a las mismas personas varias veces, o sea que, para alguien normal, y más si es del género masculino, esto se convierte en algo más complicado que la física cuántica. Uno empieza a darle vueltas al asunto y suele acabar con el cerebro derretido y pensando en regalar dinero, que es muy socorrido. Aunque ahora, para los que somos torpes, existe un comodín que no falla: los trastos electrónicos con jueguecitos; para chicos, para chicas, de cuatro años, de cuarenta, rubios, morenos...a todo el mundo encanta. ¿Son o no estos los políticos que nos merecemos?

 Menos mal que tenemos otras cosas que dan a las fiestas navideñas un más profundo interes como son: los mensajes de móvil prefabricados. El o ella te envía un eseemeese que, a todas luces, no han inventado y se quedan tan a gusto. La gente que lo envía se siente muy ingeniosa cuando lo único que hacen es reenviar algo que les acaba de llegar a su telefonillo (prolongación de la persona, hoy en día) en vez de pensar: ¡hay que ser cretino para gastarse 25 pesetas en esta chorrada!

 Lo se, hay veces que parezco el abuelo Cebolleta.

 Continuará...