lunes, 10 de junio de 2013

Ensayo para la vuelta

 Hola.

 -Ya no trabajo y acabo de terminar el curso por lo que, aunque ya no se acuerde nadie de este tostón de blog, voy a seguir practicando el arte de la escritura. A ver si algún día aprendo algo. Lo dudo, pero de todas las maneras no deja de ser un ejercicio intelectual que espero me permita llegar a los ciento y pico años en plenitud de facultades (mentales, claro).

 ...

 -Perdón, he tenido que ir a dar vuelta por la cocina. Mientras escribo, estoy preparando una salsa boloñesa que huele que alimenta. Mañana tengo invitados infantiles a comer, seguramente mirarán los espaguetis y dirán: - ¡A mí no me gusta la zanahoria!, - ¿Qué es eso verde?, - ¿No tendrá cebolla, verdad?, - ¡Yo los prefiero solo con tomate! ¡Criaturas!, ¡qué tontos somos de pequeños! Por si acaso he comprado un bote de tomate frito. ¡Vaya guarrada!

 -En estos meses han pasado muchas cosas: importantes, poco importantes e importantísimas, pero se me han olvidado casi todas. Lo bueno es que todavía faltan otras por vivir y esas son más difíciles de olvidar. Estaría bien ahora nombrar algún autor que se haya ocupado del olvido como protagonista sustancial de su obra, pero no me acuerdo de ninguno.

 -Hoy es 40 de mayo y, casualmente, parece que mejora el tiempo. Estamos viviendo una época algo atípica climatológicamente, aunque hay gente que dice que no. Algunos lo achacan al cambio climático provocado por la acción del hombre en la naturaleza, otros lo niegan. Los agricultores miran el cielo para ver si el tiempo acompaña, yo también. La meteorología es muy importante para el estado de ánimo, sobre todo en las personas que están regular de la cabeza, o sea, medio chalaos.

 -Pasado mañana me voy a Malta. Estaré allí una semana. Creo que es una pequeña isla que hay debajo de Sicilia, ¿qué tal se vivirá allí? Siempre que viajo me hago esa pregunta y cuando llego casi todos los lugares me parecen idílicos y pienso que en ese sitio se vive mejor que en Zaracierzo, aunque, seguramente, no sea así. ¡Hay que ser idiota para que solo lo ajeno nos parezca bueno!

 Aunque uno ya ha demostrado, sobradamente y en numerosas ocasiones, ser idiota.

 Continuará...