jueves, 6 de enero de 2011

Tranquilo niño, ya pasó


 Si no me equivoco hoy, dia de Reyes, acaban oficialmente las fiestas navideñas. Estos días tiene uno la impresión de que se repiten prácticamente igual año tras año, salvo matices naturalmente. Comilonas, regalos, reuniones familiares y poca celebración religiosa que, se supone, era lo principal en un principio.

 Las comilonas harán que la mayoría de la gente cuente entre sus objetivos para el año que empieza con perder esos "kilitos que sobran" (horrorosa expresión, ya lo se) y que vuelve a darnos una demostración de la profundidad del análisis humano: una persona que consiga perder peso a lo largo del año que empezamos, perderá a lo sumo 2 o 3 Kg. de media, cullons, exactamente lo que ha engordado en estas pantagruélicas veladas.

 Los regalos dan mucho juego (¡que chispa, eh!) para escribir. Sería relativamente sencillo hacer un regalo acertado para las personas más cercanas, al fin y al cabo conoces sus gustos y, más o menos, sabes lo que les viene bien; el problema está en que todos los años has de hacer regalos a las mismas personas varias veces, o sea que, para alguien normal, y más si es del género masculino, esto se convierte en algo más complicado que la física cuántica. Uno empieza a darle vueltas al asunto y suele acabar con el cerebro derretido y pensando en regalar dinero, que es muy socorrido. Aunque ahora, para los que somos torpes, existe un comodín que no falla: los trastos electrónicos con jueguecitos; para chicos, para chicas, de cuatro años, de cuarenta, rubios, morenos...a todo el mundo encanta. ¿Son o no estos los políticos que nos merecemos?

 Menos mal que tenemos otras cosas que dan a las fiestas navideñas un más profundo interes como son: los mensajes de móvil prefabricados. El o ella te envía un eseemeese que, a todas luces, no han inventado y se quedan tan a gusto. La gente que lo envía se siente muy ingeniosa cuando lo único que hacen es reenviar algo que les acaba de llegar a su telefonillo (prolongación de la persona, hoy en día) en vez de pensar: ¡hay que ser cretino para gastarse 25 pesetas en esta chorrada!

 Lo se, hay veces que parezco el abuelo Cebolleta.

 Continuará...

1 comentario:

  1. muy acertado, como casi siempre, aunque discrepe en eso de "acabar con el cerebro derretido", eres un poco EXAGERAO
    yo tb continuaré.....( o vas a ser el único?)

    ResponderEliminar