jueves, 27 de octubre de 2011

Trabajo y más

 No soporto las conversaciones en mi trabajo a la hora de comer. Lo siento, pero no las soporto. Hay otras muchas cosas que aguanto con dificultad, pero ésta me desborda. ¡Qué poco interes tienen las cosas que les ocurren a mis compañeros/as! o, al menos, ¡qué poco interes lo que cuentan! No puedo achacarles falta de delicadeza puesto que, aunque a mi no me importa en absoluto lo que oigo, parece ser que las demás personas están encantadas escuchando semejantes trivialidades.

 Tampoco logro entender que se hable de trabajo en los descansos, aunque ésto puede ser por dos razones: o bien la gente está tan encantada con su labor que encuentra escaso el tiempo a ella dedicado y necesita continuar con el tema en sus breves momentos de asueto, o bien no hay nada más de que hablar, o sea, ahí se agotan los temas para conversar, no hay asunto que pueda reseñarse para estas personas si apartamos el motivo laboral. Y no digo yo que haya que desnudar el alma como si delante de un sicoanalista argentino estuviésemos, pero se puede hablar de muchas cosas poco comprometedoras, entretenidas y, además, ajenas al trabajo. Creo yo.

 Al fin y al cabo en mi empresa, como en casi todas, lo que hay es una representación de la sociedad con parecidos porcentajes de cretinismo entre sus miembros. Aunque justo es mencionar que, como en botica, hay de todo e incluso, rebuscando un poquito, tropezaríamos con casos de gente realmente interesante. Supongo que todos los que esto lean se incluirán en este segundo grupo. ¡Tampoco es eso!.

 Siendo así la cosa, he tomado la siguiente decisión: a partir de ahora, en las semanas que haya de comer en la empresa, lo haré escondido. Sí, sí, me subiré a un arbol o me meteré en un armario (aunque luego tenga que salir), pero el momento de alimentarme es demasiado placentero para que alguien me lo amargue con una conversación, digamos, indigesta. Además, procuraré cambiar de escondrijo al objeto de que no puedan seguirme ya que, a pesar de mi carácter un tanto arisco y distante, hay gente que nunca se da por aludida cuando, al dirigirme la palabra, me pongo a silbar, incluso alguno sería capaz de comer a mi lado, hablando sin parar y con la boca llena, por supuesto.

 El pesimista filósofo alemán estableció una especie de regla por la cual 5/6 partes de la sociedad serían personas de naturaleza más bien vacia e incapaces de soportarse a si mismas en soledad por esa vacuidad interna que les caracteriza. Piénsese, ¿son el gusto con el que afrontamos los solitarios momentos y la riqueza interior una misma cosa? Esos 5/6, según mi modesta opinión, deberían ser 29/30, lo menos. Y por si alguien no sabe si esta cifra es más grande o más pequeña que la anterior hágase el siguiente experimento: cómprense dos tartas, divídanse la una en 6 partes iguales y la otra en 30 partes iguales, tírense 5 partes de la primera tarta y 29 partes de la segunda; visualmente ya no debería haber duda pero, por si acaso, llámese a un vecino (a poder ser, comunista o cura) y ofrézcasele un trozo de tarta a su elección; el que elija ha de ser el trozo más grande, luego esa tarta representa el porcentaje más alto de personas interiormente ricas. Supongo que está claro.

 Instrucciones de uso de lo supraescrito:
 - Entiéndase todo lo anterior con la carga de retranca con la que ha sido ideado.
 - También puede leerse metafóricamente. Sería lo más apropiado.
 - Si alguien no entiende lo que significa "metafóricamente", por favor, absténgase de hablarme cuando coma conmigo.

 Hoy me duele un poco la cabeza.

 Continuará...

1 comentario:

  1. Yo encuentro un morboso placer en escuchar insípidas e intrascendentes conversaciones cuando como. Lo admito.

    Lo único que me molesta es cuando suponen que por el mero hecho de compartir un espacio y un yantar (aunque cada uno se yanta lo suyo) esperan que participe o muestre interés por ella.

    Aunque siempre será preferible esto a los que me abordan en la zona de descanso cuando me parapeto tras un libro. ¿Existe alguno motivo para interrumpir a alguien en la soledad de la lectura que no sea el amor a primera vista?

    En cualquier caso, encantado de leer tras un tiempo el blog y de gozar secreta y maliciosamente de ser de otro turno y no poder ser acusado de arruinaplaceres





    Fdo.

    K. (Un compañero de trabajo autoexcluido de la gente realmente interesante.)

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