martes, 19 de junio de 2012

Planes de futuro

Aquí estamos de nuevo después de dos meses sin hacer caso al blog. En mi contrato no dice nada respecto a la periodicidad con la que he de escribir estas entradas así que, cuando no necesito dinero, me dedico a vivir la vida en vez de contarla. ¿Seré la reencarnación de algún periodista borrachín?

 El caso es que después de una relación de odio-odio, estoy a punto de abandonar mi actual trabajo enmedio de la peor crisis económica de la historia reciente en este país. En estas circunstancias y debido también a mi edad, dominio de idiomas extranjeros y mis escasos conocimientos en ninguno de los campos del saber, las posibilidades reales de encontrar otro empleo son absolutamente inexistentes, lo cual hace que sea este el momento perfecto y la oportunidad pintiparada para pasar a una vida de reposo que me permita, por fin, engordar un poco.

 No tengo decidido lo que haré a partir de la hora en que mis jefes, con lagrimas en los ojos, me digan que la empresa ha decidido prescindir de mis servicios, pero lo que tengo claro es que, haga lo que haga, no será como para que me den calambres en las extremidades. Vamos, que entre mis planes de futuro no entra el esforzarme, ni estresarme, ni agobiarme, ni cansarme demasiado. Mi intención es vivir ciento y pico años, quiero ver quebrar a la seguridad social y que el Zaragoza gane la liga. De todos modos, en cuanto tome una decisión en firme, la cambiaré dos o tres veces, y seréis los primeros en enteraos. Seguir leyendo este blog.

 No quiero hacerme el chulico pero realmente no necesito trabajar. He estado haciendo mis cálculos durante varios años y he llegado a la conclusión de que necesito trescientos euros de vellón para pasar un mes sin estrecheces (febrero, menos). Eso son diez pavos al día: dos para comer, dos para cenar, dos para facturas, dos para cervezas y dos por si acaso. Teniendo techo y sin necesidad de comprar ropa, ya que no he de crecer más, creo que los cálculos no tienen punto débil por donde atacarles. ¿Y los trescientos euros?, muy tonto ha de ser uno para no conseguirlos, no han de faltarme recursos para ello y, a una mala, creo que en Telepizza ganan incluso más.

 Así pues estoy cerca de dar el gran salto, de alcanzar la tranquilidad de cuerpo y alma, el más absoluto de los aburrimientos, la tan ansiada libertad laboral que hasta ahora solo intermitentemente había disfrutado, cerca de la felicidad, de la armonía con el universo, de la paz y la amistad.

 ¿Será suficiente para que mi alma deje de estar atormentada?

 Continuará...