¿Por qué mentimos tanto? Mentimos ante situaciones complicadas para intentar escabullirnos, en esas donde vemos que decir la verdad no puede traernos nada más que problemas y entendemos que falsear los hechos nos da una oportunidad de salir indemnes. Censurable pero comprensible. Lo que es más difícil de entender son las mentiras en cosas totalmente banales, allá donde nada nuestro corre peligro, el mentir como entretenimiento, ¿qué nos lleva a ello?
Así pues, mentir no es aconsejable ni desde el punto de vista moral, ni desde el punto de vista de la comodidad y el relajo en la vida diaria. Intentemos inculcar esto en la infancia a los niños (iba a escribir "y niñas" pero no me da la gana) Distingamos entre las mentirijillas que traman para sustentar sus imaginarias aventuras, totalmente necesarias en su formación, de las otras, de las que no pretenden más que eludir sus pequeñas responsabilidades no dudando, la mayor parte de las veces, en echar la culpa a cualquiera que tengan a mano. Hagamos que entiendan la gravedad del asunto, aunque solo sea por su bien futuro. Seguro que la convivencia entre todos no empeorará.
Esta reflexión, y otras peores, se me ocurrió después de hablar el otro día con el director de la oficina de mi banco. ¡Podría ser actor el jodido!
O político.
Continuará...
prometí no volverlo a hacer pero como me ha gustado no he podido vitarlo
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